¿Qué es La Manada?
La Manada es una escuela de Artes Escénicas y Audiovisuales nacida en Madrid en el año 2012 con el objetivo de formar actores, actrices, bailarinas y bailarines profesionales e independientes, que ejerzan su trabajo con rigor, sensibilidad y compromiso; y que desarrollen su labor teniendo como guía su criterio personal. Un criterio construido sobre el conocimiento profundo de su arte y el dominio de herramientas concretas.

¿Por qué nos llamamos La Manada?
«No nos costó mucho encontrar el nombre. Solo quería una escuela cuyo prestigio radicara en el grupo. (…) Nadie tiene por que estar solo si podemos evitarlo. (…) El olvido del egoísmo, la gestión madura de uno mismo por un bien mayor, la empatía, la solidaridad, la honestidad para decir lo que no quieren escuchar. (…) Creo que una manada debería enseñarte eso.»

900m² en el corazón de Madrid.
Nuestra escuela está situada al lado de Madrid Río, a 5 minutos del metro de Almendrales, y a 10 minutos de la parada de Usera. Nuestras instalaciones constan, además de salas de ensayo de interpretación, danza, salas comunes y de estudio, de una sala de teatro propia donde nuestros alumnos y antiguos alumnos estrenan sus proyectos personales y sus trabajos de final de curso.

Aulas de cine y teatro

Aulas de Danza

Sala teatral propia
Nuestras producciones
Dentro de la producción de espectáculos teatrales y dancísticos, La Manada define sus líneas de trabajo desde tres ángulos y campos de interés: la dirección escénica y dramaturgia de textos clásicos y del repertorio universal desde lecturas contemporáneas; la dirección escénica de textos contemporáneos españoles e internacionales; y la creación de espectáculos basados en textos propios o de creación colectiva.

Nuestro equipo.
Conoce al equipo de profesores y personal no docente que trabajamos cada día para cumplir en La Manada los sueños de nuestros alumnos.

noticias
CONOCE LA ESCUELA A TRAVÉS DE LOS OJOS DE SUS PROTAGONISTAS

«Y llegaste tú. Llegó la escena. Llegó el análisis, faunia, los dinosaurios y la cuarentena. No nos metimos 47 navajazos en la traquea porque, ya antes de convertirnos en Cliff y Rose, habíamos aprendido a soñar. Aunque fuese en nuestras cuatro paredes de mierda, con la señora Mancuso y su rabia y los silencios en las noches eternas. Y después volvimos, como las cigüeñas por primavera.
Puedo afirmar que ha sido el viaje más difícil de mi vida. Nunca se habían abierto tantos frentes a la vez ante mí, y lo que es peor, nunca había querido abrirme en canal para vencerlos a todos. Pero es que enfrente te tenía a ti, y si tú no nos ibas a dejar caer, yo menos. Cuando volvamos a morirnos de miedo, sentiremos el aliento del león diciendo «no tenéis cojones». Quién dice ahora que no defendimos nuestra pasión con los colmillos, sacrificando la voz y la piel para asaltar el castillo.
Ahora hemos crecido. Ser mayor no es tan bueno como tener dinero en el banco, pero tampoco es tan malo como fumar dos paquetes al día. Porque podríamos estar en cualquier lugar ahora mismo, pero el único viaje que queríamos hacer, era de allí, hasta aquí.»

«Muestra básico 2020. Mi familia. Sobre nosotros
Dios mío, que viaje. Si alguna vez en un futuro no tan lejano, tengo la oportunidad de ir caminando y contarle a alguien los momentos en los que no nos quedó otra opción más que ser fuertes y continuar, hablaré de vosotros. Bueno, de nosotros (todavía, en algunos momentos, tengo que pararme a asumir que estoy aquí).
Sobre todo, hablaré de las decisiones que tomamos. Si algún niño, niña, padre o madre, compañero o compañera está leyendo esto, por favor, creedme: vamos a decidir más a menudo.
Algún día, o quizás ahora, hablaré de cómo peleamos contra el cansancio, contra nuestros miedos, contra las incertidumbres. Pero también hablaré que peleamos a favor de la ilusión, a favor de los nervios cuando estás a punto de salir y sabes que la única opción que tienes es hacerlo. Y por supuesto hablaré de la lucha más importante: la que ha hecho que ahora tengamos un tesoro que es muy grande pero que a veces puede ser muy frágil. Solo se trata de cuidarlo todos los días un poquito más. Mis compañeros. Nuestra familia.